Blogia
Perfecto Error

Juliganes (1)

Una buena palabra es hooligan. Bueno, podrían hacerse muchas consideraciones sobre el significado real de la palabrita en inglés, sobre la inconveniencia de crear nuevos palabros,... Pero la verdad es que me parece que la palabra contiene matices interesantes.
Puestos a españolizar, supongo que se quedaría más o menos como júligan, o mejor juligán. (Suena bien, ¿no?)
Un juligán es alguien que anima a su equipo contra viento y marea, juegue mejor o juegue peor; ganar es el bien absoluto, perder es el mal absoluto. Además chilla mucho. No hay razonamiento capaz de hacer que un juligán cambie de punto de vista sobre su equipo, ni que deje de jalearlo. Es totalmente refractario ante cualquier crítica a sus colores. Miran con muy mala cara a aquellos que osan hacer ciertos comentarios sobre su equipo, y algunos se pueden incluso poner violentos. A la mayoría, incluso más que el amor a su equipo, les mueve el odio al adversario.
Como vemos, es diferente del buen hombre que ve sus partidos por la tele sin meterse con nadie.
Un fanático es algo parecido. Un fanático puede ser menos bullicioso que un juligán. Pero lo que más distingue a un juligán de un fanático es que el juligán puede parecer una persona normal cuando no se habla de fútbol, mientras que al fanático se le ve el plumero a kilómetros. Quizás sea el estado siguiente, cuando la unidimensionalidad de la parte juligán invade al resto de la persona.

Me voy dando cuenta de que el rol de juligán no es únicamente aplicable al fútbol, sino también a la política.

(Como contraste, un mero aficionado es algo distinto. Suele ser de seguidor de un equipo, al cual le gusta ver ganar. Pero eso no quiere decir que no pueda disfrutar cuando se produce una buena jugada, incluso de un futbolista del contrincante, e incluso puede interesarle ver un partido en el que no participe su equipo, porque en definitiva lo que le gusta es el fútbol.)

Continuará...

0 comentarios